Intenta buscando de nuevo.
Sensación de debilidad en una pierna, un brazo o un lado del rostro son señales de que una persona puede sufrir de hemiparesia. Esta puede darse a raíz de algunos trastornos neurológicos, relacionados al cerebro, la médula espinal o los nervios que se conectan a los músculos afectados.
Un infarto medular ocurre cuando hay una reducción del flujo sanguíneo al interior de la columna vertebral, es decir, como resultado de una isquemia originada en una arteria extravertebra
Las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV) suelen cambiar la vida de quienes lo sufren, con secuelas que van desde parálisis motora hasta la pérdida de la capacidad de comprender o expresar el lenguaje, es decir, de comunicarse.
Un ACV deja secuelas van desde la debilidad muscular de un lado del cuerpo hasta la pérdida de la capacidad de tragar. El tiempo es fundamental, por ello el ideal es comenzar una rehabilitación temprana antes que estos problemas se vuelvan crónicos.
El movimiento constante de las manos en una persona suele ser asociado con la enfermedad de Parkinson, pero ese síntoma tan reconocible es solo uno de los que genera esta patología neurodegenerativa, que también trae consigo rigidez muscular, lentitud en los movimientos voluntarios y dificultad para mantener el equilibrio, además de deterioro cognitivo.
Cuando un traumatismo afecta el cráneo, el tejido cerebral se ve alterado temporal o permanentemente. Por eso, al comienzo la mayoría de las personas afectadas pierden el conocimiento por algunos segundos o minutos.
La parálisis cerebral es un desorden no progresivo, lo que significa que no empeora con el tiempo, y por eso, la rehabilitación puede jugar un rol clave a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por este desorden neuronal. Especialmente en el caso de los adultos.
Dificultades para realizar actividades de la vida diaria como moverse, hablar o incluso tragar son las principales consecuencias de los trastornos neurológicos, que limitan la independencia de las personas y afectan también al entorno familiar encargado de brindar apoyo y acompañamiento.
Las enfermedades neurodegenerativas pueden ser serias o poner la vida en peligro. Y si bien la mayoría no tiene cura, un adecuado tratamiento puede ayudar a mejorar los síntomas, aliviar el dolor y aumentar la movilidad.